La orientación de la vivienda, que se abre al sur, se cierra a poniente y al mismo tiempo se fusiona con el paisaje marino, crea un microclima en el que las terrazas pasan a ser trozos de ciudad decorados como salones domésticos.
Lo primero que nos encontramos es el salón, Pavimento de mármol y paredes blancas al estuco veneciano, un espacio luminoso y espacioso que destaca por la ausencia de todo lo prescindible para no restar importancia a cada elemento.
Tras ella, un pequeño distribuidor nos deja entrever las impresionantes dimensiones del espacio, en el que encontramos como eje central una escalera de acero con barandilla de cristal. El acceso al interior de la vivienda se realiza mediante una sencilla y estilosa pasarela realizada en acero inoxidable que discurre sobre una piscina. El color blanco es el dueño de cada zona. El comedor tiene una gran altura correspondiente a dos plantas, pero la sensación es de una altura aún mayor. Debajo de este gran espacio encontramos la planta sótano, una zona destinada al disfrute de todo en compañía. En esta planta también está ubicada la cocina. Tras un primer vistazo se puede comprobar que su tamaño y disposición están perfectamente estudiados para que en ella puedan trabajar más de una persona a la vez y se pueda cocinar para el gran número de comensales que pueden ocupar el comedor del salón. La primera planta alberga la zona más íntima de la vivienda. Una suite que incluye baño y vestidor y una pequeña terraza privada. El baño destaca sobre todo por la calidad de los materiales utilizados en su decoración, que hacen que se desprenda de él una sensación de elegancia y sofisticación.