Imagina una casa de pueblo acogedora, llena de encanto y carácter, que refleja la esencia de la vida local. En la planta baja, al abrir la puerta, te recibe un pequeño vestíbulo que da paso a una luminosa sala de estar, con techos altos y vigas de madera expuestas que aportan calidez al ambiente.

A un lado, se encuentra una cocina rústica, equipada con muebles de madera clara y una pequeña mesa de comedor. Ventanas que dan al patio permiten que la luz natural inunde el espacio, creando un ambiente perfecto para disfrutar de desayunos tranquilos. El baño, aunque compacto, está diseñado con azulejos coloridos que añaden un toque de alegría.

En esta planta hay dos encantadores dormitorios, cada uno con su propio estilo. Uno de ellos cuenta con un balcón que da al pequeño patio, adornado con plantas en macetas que ofrecen un espacio verde ideal para relajarse. Este patio es el corazón de la casa, con una mesa exterior y sillas donde disfrutar de la brisa fresca por las noches.

Subiendo a la planta alta, la escalera se abre hacia un espacio versátil que puede servir como oficina o sala de lectura, con ventanas que ofrecen vistas panorámicas del pueblo y sus alrededores. Este nivel también incluye un tercer dormitorio, perfecto para huéspedes o como refugio privado.

Una puerta corrediza en este piso da acceso a una terraza que es un verdadero oasis: con suficiente espacio para mobiliario de exterior y rodeada de barandillas de forja, es el lugar ideal para disfrutar del sol. Desde la terraza, una escalera conduce a un solárium, donde las impresionantes vistas se despliegan ante ti, ofreciendo un lugar perfecto para contemplar el paisaje, disfrutar de un café al amanecer o relajarte al atardecer con un buen libro.

Esta casa de pueblo no solo ofrece un hogar, sino un estilo de vida lleno de encanto, calidez y momentos inolvidables.[IW]